Martes 20 de Mayo 2014,
Santiago de Chile.
Estimados bailarines, músicos y
socios.
Baile Religioso Pieles Rojas de
Peña Chica,
Con afecto y cariño me uno a la
alegría de celebrar un año más de vida de nuestro baile. Por eso, nuestras
palabras no pueden ser otras que de gratitud a Dios, por todo bien que nos ha
regalado en el transcurso de todos estos años. Gracias, por quienes están
presentes y por quienes ya danzan en la alegría eterna del cielo.
A unas pocas semanas de emprender
nuestra peregrinación a la tierra de la Chinita, tierra bendita, comenzamos a
prepararnos para vivir ese tiempo lo mejor posible. Ese tiempo de fiesta que
tiene una especial connotación para nuestra vida cristiana. Cuando viajamos
como peregrinos al Santuario, nos separamos simbólicamente de nuestro rol
social, dejando la ciudad, nuestros lugares de trabajo y estudio, dejando las
comodidades, y nuestras casas; nos vamos y dejamos cualquier tipo de status
social. Ya en el Santuario de la Carmelita, vivimos sin ser lo que somos normalmente
y al mismo tiempo vivimos como podríamos llegar a ser y vivir; en la Tirana,
todos estamos de una u otra forma en sintonía por la fe, día y noche nos
dedicamos a amar a Dios con nuestro canto y danza, también en diversas
ocasiones ponemos en común lo que tenemos, y a pesar de algunas incomodidades
disfrutamos el poder compartir más estrechamente. Así, a pesar de nuestro
cansancio físico por la danza durante los días de fiesta, éstos son vividos
como un tiempo de descanso, de disfrute, que quisiéramos que no terminara, por
eso el llanto y la tristeza al momento de despedirnos, pues allí, en el
Santuario, hemos vivido como hermanos, bajo la presencia tierna y maternal de
la Virgen, nuestra Madre.

Este año se nos regala una nueva
fiesta, por eso, aprovechémosla para amarnos más, para compartir, para danzar
con fe y alegría, para hacer realmente de esos días una fiesta como la que
viviremos en el cielo, pues nuestra misión como bautizados aquí y ahora, es
construir ese Reino de amor, justicia, fraternidad y liberación. Entonces,
comencemos para que estando en el Santuario o en cada momento de nuestra vida,
vivamos anticipando ese tiempo de fiesta eterna.
En definitiva, nuestra vida tiene
sentido en este horizonte, y nuestra peregrinación anual se encarga de
recordarla año a año. Que el Señor aumente nuestra fe en la Resurrección, y que
todas nuestras relaciones se vivan desde este mismo misterio.
Celébrense, ámense, manifiéstense
el afecto y sigan danzando y cantando unidos como hermanos. Que la Virgen del
Carmen de la Tirana, nuestra madre, les bendiga y les guíe.
¡Feliz cumpleaños!
Luís Andrés Cisternas Aguirre,
hermano franciscano.
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