3era parte- Historia- Fiesta del Carmen de la Tirana

II LA PREPARACION


La preparación de la fiesta es una tarea que implica todo el año. Los tambores de los ensayos de los bailarines comienzan a vibrar a partir del mes de Marzo en las ciudades del Norte.

Los ensayos van siendo cada vez más seguidos a medida que se acercan los días de la fiesta. En los horarios nocturnos se reúnen en sus locales propios, sedes sociales y en la calle para practicar los pasos, las mudanzas o coreografías que se realizarán, en esta tarea participan todos los bailarines, dirigidos por caporal. Con paciencia se va instruyendo a los nuevos bailarines que integrarán la cofradía.

Junto a los ensayos de los bailarines comienzan a reunirse los músicos que integrarán las bandas que acompañarán las danzas. Se suceden también un sinfín de reuniones que van programando los días del baile en el santuario, la disciplina de sus miembros, su participación en las celebraciones litúrgicas, la distribución del lugar donde alojarán, etc.

Es también el tiempo de la preparación del vestuario, “trajes” que lucirán los bailarines los días de fiesta. La hermosura de sus formas y la policromía de sus colores, dan a la fiesta un colorido y una suntuosidad única.

La preparación es basta. La Iglesia se prepara también para acoger a los miles de fieles que peregrinarán hacia el santuario. Se inicia también la elaboración del esquema de la fiesta. Un equipo de sacerdotes, religiosas y laicos, dirigidos por el Rector del santuario, preparan hasta en sus más mínimos detalles la fiesta. Este equipo se vincula directamente con las agrupaciones de bailes religiosos de las diversas ciudades y con la Federación Tirana de Bailes que agrupa a todos ellos.

Con un lema anual la Iglesia busca destacar algún aspecto que vincule la situación del hoy que se vive con el mensaje de Maria para el cristiano. Ella como Madre del Señor y discípula de su Hijo, enseña el camino de seguimiento de Jesucristo.

La Iglesia acoge en su seno todas las manifestaciones de la religiosidad popular. En ellas se expresa el corazón sencillo del pueblo creyente. Este ha sido un redescubrimiento a partir del concilio Vaticano II. Si bien hace algunas décadas atrás la jerarquía eclesiástica no miraba con buenos ojos estas expresiones de Fe, hoy no sólo las acoge, sino que busca desarrollarlas, acompañarlas y darles una real cabida en el seño de la comunidad cristiana. Y esta tarea no es fácil pues aún subsisten críticas opiniones que rechazan estas manifestaciones, acusándolas de ritualistas, folclóricas, desvinculadas a la vida.

Si bien es cierto, expresan los pastores de la Iglesia que se requiere vincular la Fe con la vida más coherentemente, la religiosidad popular es una expresión priviligiada de la Fe que ha echado raíces en el corazón del pueblo. Y ella no se trata de sólo una expresión cultural, exclusivamente de ritos; sino que por ella se expresan criterios, conductas y actitudes que nacen del corazón de la enseñanza de la Iglesia.

Los organismos públicos también preparan la fiesta: municipalidad, carabineros, bomberos, defensa civil, servicio de salud, etc. La gran cantidad de peregrinos y la extensa duración de la fiesta, exige el cuidado de los servicios en sus más mínimos detalles. Estas instituciones velarán en los días de La Tirana por la seguridad en las carreteras, el orden, la salud. Cuidarán que exista un suministro de agua adecuado, y otro gran número de tarea.

Un grupo de laicos voluntarios que forman la Pastoral de Salud de la Diócesis de Iquique vienen a colaborar con la atención en primeros auxilios a los peregrinos.

El sonido del tambor que llamó a los bailarines al ensayo, advierte también a los fieles a prepararse para la fiesta. Todo lo necesario se reúne antes de partir. Familias completas se dirigen al santuario, a vivir una secuencia de días sagrados; donde toda la vida girará en torno al Santuario de La Virgen.

La carretera panamericana comienza hacia los días de la fiesta a sentir el aumento del flujo vehicular: buses y autos particulares, se dirigen hacia La Tirana, cargados con todo lo necesario para los días de fiesta.

Los peregrinos proceden de todo el Norte Grande, del Centro y Sur del País. Vienen también de las zonas fronterizas, principalmente del Sur del Perú, región Oeste de Bolivia, llegando a cerca de cien mil los que alojan en el pueblo los días de la fiesta, más todos los que vienen por algunas horas.

Las agrupaciones de bailes religiosos se concentran en las principales ciudades del Norte: Iquique, Arica, Antofagasta, Calama, Tocopilla, María Elena, Pedro de Valdivia.

Fiesta

El movimiento de los peregrinos despierta del descanso anual al pueblo. Las Hermandades de los Bailes Religiosos habrán pasado primero por su propio Templo para pedir por la intersección de la Virgen en la protección de Dios durante su viaje. El sonido de los primeros tambores, cajas y bronces, anuncia que el tiempo de la fiesta ha llegado. El Santuario se convierte nuevamente en el centro hacia el cual fluyen todos los caminos.

He aquí La Tirana,

corazón de un pueblo, cuyo rostro pacífico

reproduce el suave rostro de la Nueva doncella

que ampara estas tierras...

Esta tierra es sagrada, y los peregrinos lo instituyen y lo saben. El paso ordinario de los días, aquí se hace reverencial, es decir, religioso: todo nos habla de Dios. Serán días donde las diferencias sociales quedan relegadas. Bailarines y peregrinos se reúnen como hijos de una misma Madre, preocupada de todos sus hijos.

Todo el pueblo es un Santuario consagrado a la Madre del Carmelo, dice el canto de entrada de los bailes en uno de sus versos:

¡ Campos naturales, déjanos pasar

porque estos peregrinos vienen a saludar!


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