lunes, 7 de noviembre de 2011

Reflexión- Mes de María 2011












Hoy comenzamos un tiempo con mucha historia pero siempre nuevo, porque nos facilita el reencuentro con quien renueva nuestra vida. Volvemos al tiempo cálido y fecundo, al vientre que nos fecunda, y nos hace ser más nosotros mismos. Este tiempo y espacio lo encarna nuestra tierna madre, la Virgen María. Iniciar este mes, nos lleva a hacer memoria de tantos rosarios vividos junto a la Madre en la familia, con la comunidad cristiana y con los amigos. Este es un tiempo hermoso, lleno de humanidad, de fe y fraternidad cristiana para con toda la creación.

El tierno y fecundo mes de María, no se caracteriza por la aparente monotonía de su rezo, sino por la profundidad que la insistencia y la repetición van logrando en nosotros. Esa profundidad, nos lleva al corazón mismo de Dios, a su misma presencia que nos habita; es un viaje con María al corazón, lugar de la Divina presencia. En este mes, la Madre vuelve a renovar su compromiso con nosotros como la peregrina de la fe, acompañando nuestro viaje al lugar donde soy hijo, pero también nuestro peregrinar en este mundo: ella acompaña nuestra alegrías, nuestras penas, nuestros cansancios, nuestra fatigas, nuestras esperanzas, nuestros errores, nuestros logros, en definitiva toda nuestra vida. Ella como buena Madre, quiere revelarnos que la vida sólo cobra sentido en Jesús, y que así todo puede sobrellevarse.

Con María de la mano, nuestra vida vuelve a florecer, y este acontecimiento se vuelve no sólo un espectáculo para nosotros mismos sino también para todos quienes nos rodean. Nuestra vida junto a la Madre de modo afectivo es portadora de esperanza para la humanidad sufriente y suplicante de justicia. Por eso, frente a las diversas problemáticas que vemos en nuestro acontecer nacional, ¿que posee nuestra opinión y actitud? ¿somos signos de esperanza y apoyo para quienes claman mejores condiciones de vida?.

Madre, una vez más te pedimos que nos muestres a Jesús, el tierno niño que llevas en tus brazos, para que en él, nuestra vida se fecunde y sea lo que realmente es. Ayúdanos a abrirnos a la Palabra que en Jesús quiere ser consuelo y misericordia para mi vida y la de mis hermanos. Madre, Señora del Carmen de la Tirana, muéstranos a Jesús.

Un feliz y fecundo mes de María.

Hno. Luís.

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