Bailando y cantando nuestra fe
En el mes de la patria, la fe se empapa de folclor y el
folclor de fe. Aquí mostramos algunas de las expresiones propias de
nuestra tierra.
Arnoldo Madariaga es cultor de una tradición de nuestras tierras por herencia familiar y actualmente es secretario de la Asociación Nacional de Canto a lo Divino. Vive en Las Chacarillas, cerca de Cartagena, sin luz eléctrica y sale a evangelizar con su canto y el guitarrón chileno por toda la zona central del país. “Es parte de mi vida, es una forma de orar cantando el evangelio. Hoy también nos dedicamos a enseñar este arte para que otros puedan contactarse con Dios”, cuenta con profunda convicción.
María Victoria Zambrano Reyes es Caporal del Baile Religioso Diablada “Divino Maestro” de la Parroquia San José Benito Cottolengo. Buscando cómo participar de la Iglesia, vio la Diablada en su capilla y descubrió que esa sería su forma de alabar a Dios. Para ella “el baile es una forma de expresar la fe. Yo bailo con mi marido, mi mamá y mi hija, así nos hacemos uno como familia para orar. Es un momento de mucha comunión”.
Alex Vigueras nació en la oficina salitrera Victoria, es religioso y actual Superior Provincial de la Congregación de los Sagrados Corazones. Tiene a su haber 5 producciones de raíz, de las cuales 3 son religiosas. A su juicio, “la liturgia en Chile es aún muy pobre comparada con Brasil, por ejemplo. La inculturación de la fe en general a veces nos asusta, y creo que es importante porque hace más significativo el mensaje y la experiencia para la gente de determinado lugar”.
El Sermón del Monte es una canción compuesta por Cristóbal Fones sj y escrita por Amado Anzi (jesuita argentino), la cual está basada en ritmo de cueca. Además compuso la “Misa Ülkantun”, en mapudungun y “La Mesa de todos”, cantos para la misa con aires latinoamericanos, pues reconoce que la intención es “decir nuestra fe desde nuestros pueblos, que es a lo que nos ha invitado el Concilio Vaticano II y que nos ha costado mucho llevar a la práctica”.
Félix Llancafil y los 3x7 Veintiuna, son una de las principales agrupaciones exponentes de la cueca brava. En su primer disco incluyeron “Me persigno con los clavos”, rescatada de la recopilación de Fernando González Marabolí, una de las pocas cuecas religiosas que existen. “Si las cuecas bravas recogen lo más propio del roto chileno, había que incluir una cueca religiosa, porque el pueblo es esencialmente creyente. Y es muy emocionante ver cómo la gente la pide y se identifica con ella”, explica Félix Llancafil.
Mira la nota completa en Periódico Encuentro
www.iglesiadesantiago.cl
Excelente blog ! Gracias por compartir tan valioso contenido !
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