sábado, 15 de noviembre de 2008




REFLEXIÓN DEL MES DE MARÍA
Lunes 10 de noviembre 2008.



Nos encontramos en este mes dedicado a nuestra Madre del cielo, mes que sintetiza, expresa y manifiesta la espiritualidad y religiosidad de nuestro continente y de nuestro país, una espiritualidad y religiosidad profundamente “Mariana”, y esto nos causa esperanza, porque como dijo el Venerable Papa Pablo VI: “para ser cristianos, debemos ser marianos”. Estas palabras suenan como camino obligatorio para todo cristiano, y que razón tiene sus palabras al contemplar la vida de tantos santos que consagraron su vida a la Señora del cielo, tantos hombres y mujeres en una estrecha relación con la Madre, personas después de poner toda su esperanza de salvación en Jesús, la han puesto en María.
No ha existido ninguna otra criatura que haya conocido tan bién a Jesús en su humanidad y divinidad como la Virgen Madre de Dios, y entonces como no sentirnos seguros de estar en buen camino al ir peregrinando junto a la Virgen María. Por eso, podemos decir que estamos viviendo una devoción mariana auténtica y verdadera, cuando esta paulatinamente nos comience a centrar en el Señor Jesús. Porque la Virgen María al escuchar nuestras súplicas, oraciones y rezos, no quiere que nos quedemos mirándola a ella, quiere que miremos el rostro de su Hijo y que con Él permanezcamos, ya que la Virgen sabe muy bien donde se encuentra la fuente de todo bien
Por eso, sigamos cultivando esta “dulce y saludable devoción”, como la llama San Alfonso María de Ligorio, porque ella tarde o temprano terminara por dejarnos en los brazos del Señor.
Por todo esto el Mes de María nos causa esperanza, porque a través de la Virgen podemos vivir un encuentro profundo con el Señor Jesús.
Ahora, para alcanzar las muchas gracias y en especial el encuentro con Jesús, debemos saber vivir esta devoción, porque no se trata de asistir todo el mes y luego desaparecer, no se trata de venir solo a hacer presencia durante el Santo Rosario y tener al mismo tiempo la mente puesta en otro lugar.
Esta devoción debe ser los 365 días del año y poniendo en cada encuentro con la Virgen, nuestro corazón, es decir, nuestra vida con sus penas y alegrías, las fatigas y las esperanzas; ya que estas son las flores que no se marchitan, como dice la oración del Mes.
Con respecto a como vivir esta devoción, San Luís María Grignión de Montfort que escribió: “ el tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen”, nos dice: El ave María, bien dicha, esto es, con atención, devoción y modestia, es, según los santos…. la santificación del alma, el placer de María y la Gloria de la Santísima Trinidad.
También hoy, el Evangelio (Lc 17, 1-6.) nos llama a practicar la caridad y el perdón a los hermanos, sabemos que sin la ayuda de Dios estamos incapacitados para amar como Él, porque nuestra fe es tan débil, frágil y a veces hasta calculadora. Hoy como los discípulos también le pedimos al Señor que “aumente nuestra fe”. Unamos nuestra pequeña fe a la fe inmensa de la Virgen María que le llevó a decir ese SI amoroso y tierno al ángel Gabriel, porque solo así podemos responder a la llamada de Dios.
Por último, dirigamosno a la Virgen con las palabras de Juan Pablo II: “María quiero ser todo tuyo, para ser totalmente de Jesús”

María del Carmen de la Tirana, Muéstranos a Jesús.
Hno. Luís Andrés Cisternas Aguirre. Ofm.

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