Santuario Nuestra Señora del Carmen de La Tirana cerró su Puerta Jubilar.
Conmoción, llanto y dolor provocó en los fieles el cierre de la puerta Jubilar del Santuario de La Tirana, que se llevó a cabo como signo patente de la suspensión de la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, durante la eucaristía de este domingo en dicho templo. No obstante, el acceso a la Virgen permanecerá abierto.
Conmoción, llanto y dolor provocó en los fieles el cierre de la puerta Jubilar del Santuario de La Tirana, que se llevó a cabo como signo patente de la suspensión de la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, durante la eucaristía de este domingo en dicho templo. No obstante, el acceso a la Virgen permanecerá abierto.
“La fe es más fuerte, el amor a la virgen es más fuerte. La unidad se construye asi, con el dolor y con la esperanza puesta en Dios”, fueron sentidas palabras de monseñor Marco Antonio Ordenes, momentos antes del cierre definitivo de acceso principal al Santuario de la Virgen en el norte de Chile.
De esta forma, al finalizar la procesión por la explanada del templo, con la imagen de la “Carmelita” al interior del Santuario y el pueblo peregrino despidiéndola desde el frontis, el Obispo de Iquique cerró la puerta Jubilar. El llanto de los fieles como las lágrimas del Pastor de Iquique, expresaron el dolor de no poder celebrar este año a la “Señora del Cielo”.
La Eucaristía
Durante la eucaristía, en la que los trajes de diversos bailes religiosos eran ofrendados al Señor por la ausencia de la danza y el canto para este año frente a la medida de las autoridades sanitarias, el Obispo de Iquique aseguró que “el Señor nos invita y nos recuerda que la confianza se prueba en la Cruz. Esta es la experiencia de María, ella probó su confianza en la Cruz, y dice el Evangelio, que permaneció de pie ante ella. De pie ante la adversidad, la dificultad, frente incluso ante la injusticia de un títere que era Pilatos y de una marioneta que era Herodes, y sin embargo Dios aceptó esa mediación tan injusta, para hacer un bien más grande que todos: el bien de la salvación”.
También instó a los fieles a permanecer de pie, a no perder la confianza, a seguir buscando caminos “que nos guarden en la unidad de la Iglesia, en la identidad y esperar con fe y esperanza los tiempos que vienen”.
“Jesús no pudo hacer nada en su propio pueblo, porque la gente en Nazaret, no tenia fe en Él. Hoy día a la luz del Evangelio, la pregunta se nos hace a nosotros: “ y tú tienes fe? ¿en qué consiste tu fe?. En la enfermedad, frente a la dificultad, al fracaso, al drama de tu vida ¿dónde está tu fe? ¿Crees que Jesús te puede salvar? ¿Crees que Jesús te puede transformar?. La virgen, en medio de las dificultades permanece esperando, entonces al mirarla de pie ante la Cruz, no sin dolor, no sin dificultad y sin llanto, porque es humana y porque ama a su Hijo, permanece de pie y es para nosotros la imagen del salmo: “levanto mis ojos a los montes, de dónde me vendrá el auxilio?. El auxilio me viene del Señor”, agregó.
En estos días, se preguntó Monseñor Ordenes “hacia dónde levanto los ojos, hacia dónde los levantamos frente a la tristeza de no poder realizar la fiesta y frente a nuestros reparos ante la autoridad. ¿Hacia dónde levantamos los ojos? ¿Hacia el cálculo populista? ¿al intentar sacar partido de estas cosas?. Levanto mis ojos a los montes, a este monte del Carmelo, a la Estrella, a la Señora que nunca me ha dejado porque una madrea, cuando es madre, lo es para siempre”.
La palabra de Dios siempre es luz porque orienta, siempre tiene algo que decirnos en la realidad de los acontecimientos que vivimos, dijo en su homilía el Obispo de Iquique y añadió que también “es un consuelo porque siempre alienta el corazón y calma la tempestad. Siempre la palabra de Dios sana, reconcilia y es una invitación porque no nos deja con la vida estancada. Jesús siempre tiene una palabra que nos invita a volver a empezar”.
Y si la palabra de Dios es tan rica y tiene tanta sabiduría “¿Qué es lo que pasa con nosotros los discípulos, los creyentes? Que no escuchamos al Maestro. ¿Por qué nosotros, que somos devotos de la Virgen no siempre hacemos lo que la virgen nos recomendó y nos pidió: hagan todo lo que Él les diga?. Porque nosotros, no siempre escuchamos al Maestro”.
El problema que existe, aseguró, “es que como discípulos, tenemos el mismo problema que tenían los que vivían en Nazaret, la falta de reconocer que Jesús es Maestro, el Señor, y entonces se cierra el corazón para cualquier diálogo. Entonces el corazón ya no está dispuesto a escuchar la voz, las razones y lo que Dios nos quiere decir. Cuando yo dejo de reconocer que Dios es Dios, no hay nada que hacer. No habrá diálogo, reconciliación ni paz. No habrá vida ni futuro”.
“Este es el problema de la gente de Nazaret: se ha olvidado que Dios es Dios, y no puede reconocer que en este hombre, que en este gran profeta, hay mucho más. Por eso agrega en el Evangelio que allí no pudo hacer ningún milagro, no pudo hacer esa transformación ni de las cosas ni del corazón porque el corazón estaba cerrado”.
El peligro en el que se encontraba la gente de Nazaret, también lo es para nosotros hoy día, aseguró monseñor Marco Ordenes, “cuando empezamos a ocupar el lugar de Dios, entonces yo determino a quien perdono, a quien acompaño, a quien sirvo. Yo y mis ganas, yo y lo que quiero, yo y lo que pienso, yo y mis conveniencias. Ese es mi Dios. Entonces deja de existir el espacio para el Dios verdadero, para el Dios de Jesús”.
Pero porqué puede ocurrir esto, “lo dice el Evangelio, porque el gran problema que tiene Nazaret es la falta de fe. Solo en la fe se comprende la vida, las dificultades. Solo en la fe uno no se desarma por las dificultades, por los fracasos, y por los problemas que se pueden tener”.
“Nos encontramos en estos días acongojados y con profunda tristeza, porque no se podrá celebrar la fiesta a Nuestra Señora en este Santuario. Las centenarias costumbres, las distintas realizaciones y programaciones que se tenían, no se podrán realizar. Hay una norma sanitaria que lo impide. Y ciertamente que con dolor tenemos que aceptarlo porque está el principio de la autoridad, de una autoridad de la Republica en juego y los cristianos somos invitados a obedecer”, dijo Monseñor.
Por otra parte, continuó, “nos encontramos frente a una seria y verdadera amenaza de un peligro que puede escaparse de las manos sin control, por eso que los argumento que se han estado dando en contra de esta medida, con argumentos distintos, que lamentables son porque tantos de ellos tienen solamente un afán político. Hay una ciencia y con conciencia y responsabilidad todos tenemos que respetar”.
"Dios nos ha enseñado a defender la vida en el primer instante de su concepción, en el ultimo instante de su muerte natural, frente a cualquier atropello de los derechos humanos y ante cualquier circunstancia que pueda atentar contra la vida, como es lo que ocurre hoy día. Entonces el Estado tiene el deber, pero también el Pastor tiene de deber, porque cuando un padre sabe que sus hijos están en un riesgo real, no los debe en conciencia y delante de Dios exponer”.
“Nos duele en el alma. Nos duele profundamente pero sabemos que tenemos que buscar el bien. Entonces las palabras del Evangelio resuenan entre nosotros: acá el Pastor y las ovejas somos invitados a creer, a esperar, a confiar, esta es una de las grandes enseñanzas de la Virgen: que la confianza no es solamente en los momentos de alegría de triunfo y de mucho dinero. Que la confianza también es frente a la Cruz”.
Fuente: Comunicaciones IquiqueIquique, 06/07/2009
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